Regresó el PRI, !Que alivio!


Yo iba en mi sexto wisqui cuando Alejandro vino a brindar conmigo en la mesa que compartía con algunas burócratas municipales. No se que me llevó a sincerarme con él si su hermano Alberto acababa de fulminarne con la sorna propia de los López, cuando me dijo "ya no me pegas" y le dije "ya no" y me quedé con el resto de la frase de en la boca, sin decirle que ya no le pego a nadie, porque alguien muy poderoso se sintió agredido y me removió de mi trinchera.

Pues me salió lo franco y le dije: "me encantan estas fiestas del PRI" ¿porqué? preguntó medio incrédulo. Es que me demuestran que el PRI realmente volvió.

Y si, ahí estaba la mesa principal con el coordinador de la fracción priista en la cámara de diputados, el operador político que hizo ganar al del verde en el 04, el suplente del diputado federal recién electo, media docena de regidores, rigurosamente mencionados por su nombre y sus prendas en el micrófono, el secretario general del Ayuntamiento, con los atentos saludos del preciso, !off course!, entre otros animados por la infaltable Macaria; todos con su bien servido Etiqueta Roja.

Y allá en otras mesas los líderes de siempre, aquellos que tras la caída del poder hace nueve años se subieron al carro del PRD y poco antes de la pasada elección municipal eran los más duros naranjas. y Al fondo, un grupo musical y un chile frito que veía como pasaban las ollas de comida.

Aquí no se respira miseria, dijo una mujer a mi lado, cuando en la mesa principal dieron cuenta de los tamales en hoja de elote y en la mia acabamos con el relleno y pasamos a los mixiotes y las cervezas llegaban como balas de ametralladora, a mayor velocidad de la que podíamos ingerirlas.

En mi estómago no cabía nada más, ¿porque nunca aprendí de mi amigo Aurelio, que me aconsejaba no comer tanto cuando se quiere beber? y mi mirada ya era vidriosa cuando al pasar el regidor Guerrero le dije que gracias por el pavimento en mi calle. En serio, esa calle que durante cinco años le pedí a los regidores y diputados del PRD que pavimentaran sin que fuera escuchado y que ahora luce con concreto hidráulico, banquetas y guarniciones (ya llenas de tierra y piedras que los seguidores de Abelina se han encargado de dejar) pero que sólo llego a a media cuadra.

!Gracias por mi calle! le dije. Se río y me dio la mano al mismo tiempo que me dijo. !No creas todo lo que se dice de uno!. Yo lo creo, porque está en el informe de obra y porque también está programada la otra mitad. ahi te la encargó, rematé cuando él ya se despedía.

Esto es lo que me gusta del PRI, me dije, antes de que Alejandro llegara a brindar conmigo. Estas fiestas son populares, o populistas como las llaman algunos, pero es la oportunidad de los líderes sociales, que hoy son del PRI porque es gobierno y que serán del partido que llegue a ganar después, no por traidores, sino or una simple u sencilla razón: porque ellos son gestores, y sólo son líderes en la medida en que le cumplen a su gente, a la gente humilde que los va a ver cuando les falta lámina de cartón para cubrirse de las goteras, o ataudes gratis cuando muere alguien de la familia o hasta medicinas o un poquito de cemento y varilla para el patio. y para cumplirles, ellos tienen que apoyar al político en turno, porque sea del partido que sea, siempre piden algo a cambio y si no dar se mueren.

Por eso aquí llegan, con su riguroso regalito; la mayoría botellas de licor, todo mundo sabe que los políticos aprecian bien el alcohol saborizado; sólo yo, con aires de ingenuo, llegó con un libro, equivocado por cierto, pues a la hora de elegir se me olvidó comprarle El Despojo, de Roberto Madrazo, propio para priistas, y le compré el Derecho de Réplica, de Carlos Ahumada, más propio para perredistas, en especial para los chuchistas. Pero el que se lució fue el que trajo al chile frito y los de las ollas de comida y los de las cervezas y el de los meseros enviados por Escobar.

Es cierto, yo ya no podia con las cervezas y por eso había seguido con el Etiqueta Roja.

Será por eso que miré a Alejandro de cerca y le dije !me encantan estas fiestas! y me dijo porqué y le dije porque pintan al PRI, pero al viejo PRI -no al Dinosaurio, le aclaré-, al que sabe que no es nada sin esos líderes y hace que sus políticos se den baños de pueblo, se revuelvan aquí con esos líderes medios que no sólo vinieron a dar, sino a dejarse ver y también a pedir, a cumplir el rito que el PRI ya estaba olvidando, en el cual los líderes aprovechan las fiestas para pedir para su gente y los políticos de altos vuelos los apapachan y les dan parte de lo que el gobierno y la política les ha dado a ellos. el rito en el que se salpica hacia abajo y los de abajo los siguen apoyando.

Eso, que según dice mi esposa, los de oposición no aprendieron, porque actuaron en el podr igual que el PRI, pero se quisieron comer el pollo solitos. a la gente y sus líderes sólo los vieron como ayudantes par conseguir votos.

Este es el PRI, que me gusta, le dije a Alejandro. el que salpica.
me miró a los ojos y se fue a seguirse tomando fotos con sus invitados.

Si, me dije, mientras me servía el penúltimo wisqui y urdía cómo me iba a llevar la botella completa para seguirla en mi casa, el PRI está de vuelta por muchos años más.