
ACLARACION A ¡QUE CHATURA!
Dos de mis lectores me pidieron precisar sobre mi concepto de vivir el presente, luego de aquel escrito que llamé ¡Que chatura!, pues al parecer se entendió como dedicarse a vivir en fornicación, en las drogas, en lo ilegal e inmoral. Nada más equivocado.
Vivir el presente significa en primer lugar vivir la vida más intensamente, vivir cada momento como si fuera el último y eliminar el temor al mañana, pues es el temor al mañana el responsable de que nos privemos de tantas cosas que serían de gozo para nosotros. No consumo una paleta de hielo porque mañana amaneceré resfriado, no me compro ese auto que me gusta porque quizá mañana no pueda pagarlo o no me voy de vacaciones porque quizá pierda mi empleo. Si nos liberamos del temor seremos más libres y por lo tanto más felices.
Pero decir que no rijamos nuestra vida por lo que dice la ciencia sobre posibles catástrofes o lo que predice
Perder el miedo a morir, también se logra mediante la renunciación. Comprendiendo que la vida aunque nosotros la vivimos en realidad no nos pertenece, es de Dios, y poniéndola en sus manos.
Como dice un pasaje bíblico si Dios conmigo quien contra mi. Es decir, si nosotros nos sentimos protegidos de Dios no hay porque temer a nada. Vengan los cataclismos o las crisis, que Dios nos estará protegiendo pues somos sus hijos queridos y él no dejará que nada malo nos pase.
Mi llamado a vivir el presente pudo incomodar a los religiosos que ven lo importante no en el fondo sino en la forma, aquellos que creen que comiendo hierbas amargas, ayunando, vistiendo de largo (quizá a las mujeres les pondrían burka), rasgándose las vestiduras o echándose ceniza en el pelo o causándose heridas en el cuerpo, expían sus culpas y se hacen agradables a Dios. Sepulcros blanqueados los llamó Jesucristo.
Dios es amor, Dios quiere que seamos felices no desgraciados y nos quiere libres no esclavos del temor y eso de ninguna manera significa vivir en el pecado. He dicho.
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