COTIDIANAS

1.-PERIODISTA BUENO, PERIODISTA MALO


Es bueno el muchacho. Hay que conservarlo, dijo el patrón cuando vio la descripción descarnada en la crónica periodística de una madrugada común de los canasteros de la central de abastos. Ni me imaginaba que esto existiera, agregó al ver las fotos de un torso desnudo de un niño en las cuales se podían contar las costillas una por una, tocándolas bajo la piel pegada al hueso y ennegrecida por la acción concertada del sol, la mugre, el sudor, el polvo de la calle. El niño dormía sobre un cartón, junto a su hermanita de dos años, vestida apenas con unos calzoncitos raídos que parecían demasiado grandes para su pequeño cuerpo esquelético igual que el de su hermano el cargador, a las 2 de la mañana.

La vida del inframundo en el mercado comienza a las 4 de la madrugada, había escrito el periodista, cuando los tractocamiones de gran tonelaje burlando o comprando a las autoridades de vialidad, lograban ingresar hasta esa parte del centro de la ciudad, donde les estaba oficialmente vedado llegar.

Para esa hora el pequeño ejército de cargadores autorizados por el sindicato, todos ellos harapientos habitantes de los pasillos del centro de abasto y hasta unos minutos antes durmientes bajo el cartón sucio que servía de cobertor y de cama…

¡Uta, nadie había hecho esta crónica! Dijo el patrón.

Pero mejor no se la publiques no se la vaya a creer que es bueno. Mejor mándalo a cubrir al gobierno.

Y al día siguiente. Es bueno el muchacho, repitió el patrón cuando vio la nota con los datos precisos de las propiedades del secretario de gobierno y fotos de sus amantes y del título apócrifo de ingeniero civil, que había presentado al tomar protesta del cargo.

Hay que darle la planta de una vez. Dijo el patrón a su encargado de recursos humanos.

Y se la dieron.

Una noche le llamó el jefe de información para decirle que tenía que darle su cuota. Cuota de qué, preguntó el periodista. La parte de los chayotes que te dan en el gobierno. Pero yo no recibo nada. Pues entonces ve preparando tu renuncia, aquí todos tienen que aportar a la causa. Aquí está la cajita, tienes que llenarla a más tardar mañana.

Afuera, amigos del periodista murmuraban que ahora estaba del lado de la derecha. Mira en el periódico en que trabaja. Es de derecha.

Señor patrón, dijo el periodista: Para vender más periódico, debemos ser más plurales. Dar voz a todas las corrientes ideológicas, modernizar el diseño, no dar la imagen de derecha, porque los lectores están despertando, se avizoran cambios en el estado, la izquierda está avanzando, casi seguro toma el poder en los próximos meses. Hazte el proyecto le dijeron y lo hizo.

Mmmm, no es viable, le explicaron y al día siguiente ya no pudo checar en la entrada. Su tarjeta de empleado había desaparecido, que pases a recursos humanos, le dijeron. Ahí estaba lista su liquidación.

Qué malo resultó al final este muchacho comunistoide, ¡mira que proponer que escribieran aquí de todos los partidos; si el papel cuesta, la tinta cuesta, los empleados cuestan; si quieren publicar ¡que paguen! ¡que paguen! Dijo el patrón y se fue a una cena concertada con el gobernador.

Tenemos derecha para rato, señor gobernador y la prensa es su mejor aliada, jejeje!

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