La protesta de los policías viales de Acapulco, bloqueando el tránsito que deberían de facilitar, no fue la mejor decisión, sin embargo se entiende, dada la desesperación que existe en ese sector al sentirse entre la espada y la pared, indefensos ante la presencia del crimen organizado que ha prohijado y cobijado una gran impunidad en las calles de esta ciudad, mientras por otro lado, perciben la irritación de la gente contra los agentes viales por el evidente incumplimiento de su trabajo.
Teoricamente el agente vial no tendría que enfrentarse a la delincuencia organizada y por lo tanto ésta no tendría por qué meterse con los agentes y, si así fuera, los agentes podrían hacer su trabajo con relativa paz, pero la realidad se expresa diferente y desafortunadamente algunos uniformados han muerto a manos de los criminales organizados.
La situación compleja que vive Acapulco por la presencia de criminales muy bien armados, cuyo principal objetivo en estos tiempos no es traficar droga, sino disputar la plaza y eso implica realmente una guerra en la que no siempre se sabe quien es el amigo y quien es el enemigo, nos implica a todos y por tanto implica tambièn a los agentes viales y por ello se debiera adoptar una estrategia acorde a los tiempos y a la situación.
En mi opinión el nuevo director de la policía vial debe reunirse con su gente y otorgarles toda su confianza, ya se sabe que no todos son buenas gentes, que los hay corruptos y hasta infiltrados de los cárteles, pero el asunto en esta etapa es imbuir el sentido de pertenencia, de grupo, pues es la única manera de sobrevivir y de no dejar de cumplir con su trabajo. En este lance, el director debe apoyar incondicionalmente a su gente y tambièn deben apoyarse todos entre sí, pero el apoyo moral no basta.
Es necesario que los agentes de tránsito tengan mejores condiciones de operatividad como radios modernos que les permitan una fluida comunicación entre ellos y entre ellos y las fuerzas federales que operan en Acapulco; también deben ser dotados, todos, de chalecos antibalas en buen estado y debe ser obligatorio su uso; igualmente deben ser considerados en la licencia colectiva de armas, pero esa licencia debe actualizarse para que se les permita portar, al menos en la patrulla, armas largas y modernas, el fusil de asalto AK 47 o la subametralladora Galil serían ideales.
Agentes viales armados no es lo ideal, pero la circunstancia lo exige así. Por otra parte es necesario que todos estén en buenas condiciones físicas y tengan capacitación táctica y orgánica para saber cómo proceder en caso de encontrarse frente a gente armada. Personalmente creo que lo mejor es dejarlos ir, no meterse con ellos y sólo usar las armas en caso de legítima defensa, tampoco se vale hacerle al héroe pues por más que se les dote de armas, este cuerpo municipal nunca estará en condiciones de enfrentar a los pequeños ejércitos de sicarios que ahora existen en la ciudad. No meterse con ellos y dejarlos ir no implica que los tránsitos se vayan a ls sombrita más cercana, no, ellos deben cumplir su trabajo y sólo cuando detecten que el carro que pretendan sancionar es de alta peligrosidad, entonces dejarlo ir.
Ellos, los agentes viales, deben tener presente que como los carros de los sicarios no traen insignias, en cualquier momento se pueden topar con ellos, por eso nunca deben confiarse, al abordar cualquier carro, así se trate de una pacífica mujer, siempre debe llegar uno dela pareja y el otro le debe dar cobertura con su arma larga; siempre se debe de catear a la persona antes de cualquier cosa para evitar disparos sorpresivos, de ello depende la vida y, en caso de que se vean atacados, pedir auxilio de inmediato y RECIBIRLO eso es importantísimo.
Si bien la medida primera es no meterse con los sicarios, dejarlos ir sin problemas, en caso de que éstos agredan a los agentes, deben ir aprendiendo que en pocos minutos llegará el apoyo armado y masivo, lo que terminará por hacer también más cautos y menos agresivos a los sicarios.
Por otra parte deben existir estrategias previamente estudiadas para cerrar parcialmente ciertas zonas de la ciudad donde se sufran los ataques, hacer círculos concéntricos de seguridad por zonas de la ciudad de tal manera que algunas patrullas no tendrán que llegar al lugar a auxiliar, sino que cerrarán la zona y eso irá mandando el mensaje de que aquel que ataque a un agente vial, puede también quedar atrapado en el anillo de seguridad y no alcanzar a huir, eso también desestimulará los ataques.
Los acapulqueños también debemos mostrar al agente de tránsito que valoramos su trabajo y así quizá también él lo haga mejor.
En ese sentido hay que tratar de comprender si nos detienen en una infracción y si nos piden que bajemos del auto, si nos catean para ver que no traigamos armas.
Los agentes deben entender que la situaciòn no es normal y por lot anto hay actitudes, groseras, prepotentes, de corrupción que deben abandonarse. !Imagínese que un tránsito le pida mordida a un sicario sin saber a quien se la pide! Le puede costar la vida.
Hoy todos debemos entender que se vive en una situación especial y debemos por tanto modificar nuestras conductas.
Ahh y un asunto importante es que la gente normal, debiera quitar sus polarizados para enviar el mensaje de que somos gente de paz, pero sobre todo, el rtansporte público debe ser obligado a retirar sus polarizados y a portar placas. Tránsito debiera ser implacable con eso, con la única excepción de los carros de los sicarios y narcos, con los que insisto,no hay que meterse.
Una última cosa, aquel que no sepa tirar mejor ni le den arma. Y el que no sepa usar armas, que mejor no salga a trabajar, en tanto la situación se normalice. Si es que se normaliza.
México está jodido II
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*El texto siguiente es del escritor mexicano Heriberto Yépez y me pareció
harto prudente reproducirlo. (Osease, que me ahorró el trabajo)*
¿Ya llegó a su c...
Hace 14 años
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