HANK, EL SIGNO OMINOSO DE DEFENDER A TODA COSTA

Hank

Juan López

Conocido el procedimiento, se parece mucho al que con ferocidad siciliana Carlos Salinas de Gortari aplicó contra Joaquín Hernández Galicia, “La Quina” para someterlo a la superioridad presidencial, entonces aún una ínsula de satrapía incontestable.
Arsenal ex profeso, domicilio de la víctima, inerme el indiciado y la versión oficial a cargo de las fuerzas armadas, cuyo capitán en jefe es el presidente de la república. El escenario se repite, sólo faltó el muerto para incriminar de homicida a Carlos Hank Rhon.
El pasado no se ha ido. La política tiene brazos largos que alcanzan aún, a los hasta entonces intocables. México debe haber cambiado mucho para que el hijo de un prócer, de los más encumbrados niveles políticos, sea encarcelado como cualquier pituco de la canalla y la transgresión del orden común.
El acopio de armas pierde credibilidad cuando están a la vuelta de la esquina, las elecciones más controvertidas en el estado de México, de donde es pilar económico el detenido. Desde hace un rato el PRI preveía que el PAN haría uso de triquiñuelas para descalificarlo y desacreditarlo ante el electorado. No sabían por donde vendría el descontón, pero tenían barruntos del hecho.
Que el gobierno federal use cualquier treta para combatir a sus adversarios políticos es un aviso de que no quiere entregar la presidencia institucional y pacíficamente. Va a dar batallas legales y no tanto. Cometerá arbitrariedades y excesos. Pagarán justos por pecadores por el prurito de seguir usufructuando las mieles de la hospedería que se llama Los Pinos. ¿Al precio que sea? Esto es lo grave de la locura, de no aceptar que la preferencia electoral ha migrado, dada la ineptitud para conducir al país en paz.
El Hankazo no pasará. México merece menos truculencia política y más decencia social. Lo que se consigue por la mala, vida corta tiene. Nunca ha triunfado la mentira. La cosecha es vil cuando sus sembradores son perversos y más, si el golpe judicial lo que pretende es menoscabar a un partido político.

PD: “No intentes convencerme de torpeza…”: Díaz Mirón.