En Tela de Juicio
Por Felipe Victoria Zepeda
Es el turno de los ciudadanos…
Si el famoso señor Gallo, doña Isabel Miranda de Wallace, Elena Morera, Nelson Vargas, Alejandro Martí y Javier Sicilia fueran guerrerenses radicados en Acapulco, imagínese el amable lector lo que andarían haciendo y las pestes que dirían en estos últimos tiempos de nuestras corporaciones policiacas e instituciones de procuración y administración de justicia…
Aquello de que renuncien si les queda alta la vara o el qué poca madre sería nadita; Mister Gallo y doña Isabel Miranda ya hubieran formado su “escuadrón del Talión” para investigar por sí mismos el paradero de los secuestradores y los hubieran dejado igual o peor de descuartizados y dándoles el grave ejemplo a los demás habitantes, ya les hubieran organizado a ejecutar tácticas colectivas para frenar los embates de los mequetrefes involucrados en el narcomenudeo que además extorsionan comerciantes con el disimulo y tolerancia de policías municipales y ministeriales, les hubieran quemado las nalgas con veladoras en los zócalos de cada municipio donde estuvieran asolando a los pobladores con sus tropelías…
Pero no, esos personajes no son guerrerenses ni los guerrerenses han tenido los talantes para orquestar las respuestas públicas que ellos sí han concretado con relativo éxito. Marchando por lo menos, ya los hubiera escuchado el Congreso estatal y el Gobernador Angel Aguirre Rivero así como al poeta Javier Sicilia el Senado, los diputados y el Presidente Felipe Calderón, mientras quien sabe donde esconderían las caras Alberto López Rosas y Ramón Almonte Borja, que si bien recibieron en mal estado o “ruinas” sus dependencias, hasta ahorita no han pasado de renegar, mientras las cosas empeoran cada día y ellos no atinan a encontrar soluciones perceptibles y fehacientes
¿Qué nos queda por ejemplo en el Acapulco de noche que agoniza por la inseguridad en todas sus calles, barrios, colonias, fraccionamientos de lujo y hasta en la zona turística de la Costera?;¿Cuántos miles se están quedando sin sus trabajos nocturnos porque al menos los acapulqueños ya prefieren no andar fuera de casita y los turistas que siguen llegando son cada vez menos?;¿Cuánto comerciantes establecidos no son extorsionados cada semana con las cuotas para los supuestos sicarios que si no les cumplen, secuestran, torturan, queman negocios o matan?, ¿por qué nadie de sus víctimas se atreve a hacer denuncias ante el Ministerio Público ni a pedir auxilio a la policía municipal?
Quedarse cruzados de brazos, titiritando los dientes por el miedo y de a chinqueque rezando no será la solución…algo debemos hacer a la de ya los habitantes, e intentar lo que las fuerzas públicas no han logrado ya sea porque le tienen mucho miedo al plomo o les encanta la plata; o por torpes simplemente, que pretextos no les faltan…
Antes no tenían buen armamento ni vehículos, ahora no tienen ganas de cumplir su deber, unos por estar enlodados y comprometidos con los cárteles, otros por conservar la chambita pero sin arriesgarse
Ni modo…nos llegó la hora a los ciudadanos de demostrar que nosotros sí podríamos encontrar alguna solución empleando la prudencia e inteligencia antes que la violencia, para convencer a los que andan en malos pasos por negocio, de respetar los derechos de quienes viven honesta y decentemente, después de todo los malos también tienen familiares e hijos que quieren que vivan mejor.
Hasta ahorita se supone que todos los que mueren violentamente por escarmientos y ajuste de cuentas entre grupos rivales no fue por bonitos ni por buena gente, solo pedimos que no haya espectáculos macabros en donde la gente de bien y pacífica transita; que no los cuelguen de pasos peatonales o puentes ni los tiren cerca de escuelas, templos y mercados. Qué más se diera porque no se mancillaran cadáveres o no se asesinara a nadie por ningún motivo
El pueblo mexicano ha perdido la esperanza, la credibilidad en sus políticos y la confianza en las instituciones de justicia y las corporaciones policiacas, más desde que las autorizaron a que sus elementos anden encapuchados como delincuentes protegiendo su anonimato, hoy en día nadie logra identificar a un policía que se comporte como malandrín en algún operativo de lo que sea…¿acaso dentro de poco deberemos enmascararnos igual todos los habitantes o los diputados en el Congreso y los funcionarios?, ¿tendremos que ser un pueblo sin rostro cuando se vayan del poder Felipe Calderón Hinojosa y Genaro García Luna?
Urge organizar Consejos Ciudadanos de Seguridad, pero no como conglomerados de ciudadanos elegidos a conveniencia política de la autoridad, que de vez en cuando vayan a hacer bulto en reuniones faraónicas de aplausitos, con la esperanza de lograr alguna canonjía o limosnita oficial y no hagan nada en su pequeña comunidad inmediata,
Necesitamos Consejos ciudadanos integrados por verdaderos gestores sociales de la seguridad pública, comprometidos a abatir la indecisión y la abulia de los habitantes; personas respetables en quienes los vecinos confíen para hacer denuncias y reportes oportunos ante el 066 y el 089, para que las autoridades sepan de inmediato donde nacen o se ubican madrigueras de la delincuencia. Líderes que sepan organizar a su gente para resistirse a los extorsionadores y tenderles redes para ser atrapados in fraganti…
Necesitamos Consejos Ciudadanos que se atrevan a dialogar con la delincuencia no para pactar nada, sino para conminarla a lograr una coexistencia respetuosa y pacífica; los negocios de los malos son su problema de rutas y plazas que no deben salpicar de sangre a la comunidad.
Debe intentarse todo, antes que obligadamente las víctimas de la delincuencia y la ineficiencia policiaca se vean orilladas a regresar a la venganza privada y la justicia por propia mano. ¿Cuántos habitantes tranquilos y decentes existen por cada maleante?
selvicz@hotmail.com
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