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Juliozenon Flores | Crea tu insignia

sábado, 20 de marzo de 2010

EL GLOBO PRIISTA

LA COMPETENCIA ENTRE AGUIRRE Y AÑORVE

Cuando uno piensa en el PRI y sus grupos internos, debe imaginarse un globo inflado: si se le pica por un lado, se levanta por el lado opuesto. Así se han comportado hasta ahora los líderes de esas corrientes internas que siempre terminan por definir candidatos y triunfos o fracasos en las elecciones guerrerenses.
Veamos:
La enemistad entre los Figueroa y los Aguirre llevaron a que al ver que Manuel Añorve se convertía en un importante activo del PRI y daba muestras de la popularidad necesaria para ser un buen candidato para representar al tricolor en la lucha por recuperar la gobernatura y que eso lo ponía a competir con su primo y compañero de grupo, Angel Aguirre Rivero, los figueroistas optaron por brindar su apoyo a Añorve; ese apoyo significó un mayor alejamiento entre Añorve y Aguirre que el que ya se venía dando, por las acusaciones entrambos de ingratitud. En ese contexto, Héctor Astudillo se unió también a Añorve, así no había pierde el candidato tenía que ser Añorve, pues Angel, pese a ser popular, no tenía el consenso necesario.
Pero el aire del globo se movió y Héctor Vicario, cabeza activa del figueroismo, se lanzó al ruedo y creído de que la cresta de la ola priista nacional lo podría hacer ganar, aun cuando no fuera tan popular como Añorve o Aguirre, con el respaldo de su grupo, lo que se planteó como un alejamiento del figueroismo de Añorvem por tanto éste ya no era el candidato obligado pues perdió consenso, quedando únicamente con el resplado de Astudillo, lo cual es insuficiente.
Así, el alejamiento del figueorismo de Manuel Añorve, propició que éste buscará de inmediato un acuerdo con Aguirre, lo cual se interpretó como la disposición de ceder espacio a su primo y apoyarlo como el candidato de consenso, pues ahora Astudillo y Añorve estaban con Aguirre; ahora el figueroismo era el que quedaba aislado, pero ese asilamiento duró poco pues, de inmediato arreció la campaña del zeferinista Armando Ríos Piter, según se sabe, alfil también del figueroismo, que lo ayudó a ganar la diputación federal en la Costa Grande que actualmente ostenta; Ríos se convirtió de pronto en el más viable candidato de una amplia alianza de la izquierda y la derecha, con posibilidades de derrotar al PRI, aprovechando una parte del apoyo de los priistas alineados en el figueroismo.
Pero además, el propio patriarca del figueroismo, Rubén Figueroa, buscó a Aguirre Rivero para reunirse con él, tragándose los agravios que no ha olvidado de cuando el primero le heredó al segundo la gobernatura y este no se portó con él nada agradecido. Ambos políticos debieron acordar negocios que se acuerdan en la política, para que Aguirre obtuviera también el consenso de los figueoristas y con ello convertirse en el seguro candidato tricolor, dejando en el limbo al alcalde de Acapulco, Manuel Añorve, de pronto amenazado y enfrentando una terrible andanada de violencia en su municipio, lo que pareció acorralarlo.
Por si hiciera falta, Aguirre ya se placeó también por Chilpancingo, entró al palacio de Astudillo y juntos entregaron apoyos a damnificados, en un tácito cierre de la negociación política y reconocimiento entre líneas al ometepecano, mientras que la figura de Ríos Piter comenzó a recibir un fuerte golpeteo desde dentro y desde fuera del PRD, incluyendo desde las trincheras tricolores, en una expresión de la ruptura de la alianza Figueroa- Ríos.
En tanto, la dirigencia nacional del PRI y el propio Enrique Peña Nieto (que mostró más cercanía con Aguirre desde el principio) cobijaron a Manuel Añorve, al darle un nombramiento nacional al frente de los municipios de México, enviando el mensaje de que el acapulqueño no había quedado a la deriva. Con un buen gobierno, con el cobijo nacional, Añorve sigue siendo pilar del tricolor en Guerrero, aunque todo parece indicar que por ahora deberá esperar 4 años y medio para buscar la gubernatura.

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